Mi carrera comenzó en el competitivo mundo de la banca multinacional. Como directiva, estaba rodeada de ambición y presión constantes para alcanzar objetivos.
Este entorno, aunque desafiante, me apasionaba y me motivaba a esforzarme cada día más.
Sin embargo, con el tiempo, lo que en un principio me había enamorado de mi carrera comenzó a perder sentido.
La constante búsqueda de éxito profesional me llevó a una crisis personal de valores.
Fue en medio de este ambiente de alta presión y expectativas desmedidas donde vi reflejada mi incoherencia de vida y la de muchos de mi alrededor. Sus vidas parecían ser un compendio de insatisfacción constante, ambición desmedida y una desconexión total de la vida personal.
Esa visión me llevó a un punto de inflexión; sabía que seguir ese camino, me alejaría cada vez más de mi esencia.
Sentí una profunda necesidad de cambio, de encontrar un propósito más significativo y de vivir una vida más auténtica y plena.